
Tradicionalmente el día 25 de junio se celebra esta Romeria que trae cientos de peregrinos, romeros y devotos de esta Santa, de varios pueblos de los alrededores con sus banderas y mastiles y sus ofrendas y sus danzantes. Patrona de Jaca y Yebra de Basa. Luego tb podemos también acceder a la Cruz de Santa Orosia o al Monte Oturia (.1930 metros). Una ruta con vistas excelentes y de fácil-moderado ascenso. Esta vez con la compañía de dos senderistas vascos: Xanti y su mujer que nos acompañaron casi desde el inicio de la ruta y con quien pasamos un recorrido muy bonito y ameno. Hasta la próxima a ambos. Seguro os veremos por estos caminos alguna vez más.
Cuenta la leyenda que Orosia (Rosa de Oro o Eurosia)
era una princesa procedente de Aquitania que llegó a aquellas montañas acompañada de un numeroso séquito camino de Toledo, donde estaba destinada a contraer matrimonio con un príncipe godo. Su largo viaje coincidió, sin embargo, con la invasión agarena, de la que ni siquiera tuvieron noticias al emprender su andadura. Así, la comitiva principesca, al pasar por los montes cercanos a la localidad de Yebra, tuvo la desgracia de tropezarse con una numerosa partida de musulmanes que los hizo prisioneros.
El cabecilla de aquella partida, Aben Lupo, se sintió inmediatamente enamorado de la princesa cristiana y la requirió de amores, pero fue rechazado una y otra vez por Orosia, que sentía sobre todo la incompatibilidad de su fe con las creencias de aquel moro que pretendía convertirla al islamismo y casarse con ella según sus creencias religiosas. El enamorado caudilo echó mano de todos los trucos imaginables para convencer a la cristiana y, ante sus firmes negativas, no encontró otra solución que intentar convencerla recurriendo al miedo. Así, en presencia de la virtuosa princesa, hizo degollar a su propio tío y a su hermano, que la acompañaban. Con ello no logró otra cosa que afirmarla en sus convicciones y, finalmente, desesperado por el mismo horror que había despertado en su amada, la hizo también decapitar con todos los demás miembros de su comitiva y arrojó sus cuerpos a una sima cercana.
Pasó el tiempo y la poca gente que tuvo noticias de aquella matanza buscó primero inútilmente sus restos y luego olvidó el suceso. Pero un buen día, mientras conducía su rebaño, un pastorcillo de Yebra distinguió luces que salían de una covacha y, al acercarse, sintió que de ella salía un aroma indefinible. Cuando se asomó encontró los restos de los mártires y, entre ellos, el cuerpo decapitado e incorrupto de la princesa Orosia. La noticia corrió por toda la comarca y, muy pronto, el cabildo de la catedral de Jaca reclamó la reliquia de la princesa, que inmediatamente después de ser encontrada fue proclamada santa y comenzó a hacer prodigiosos milagros. El pueblo de Yebra, en cuyo término había tenido lugar el hallazgo, reclamó por su parte el derecho a conservar a su santa y sólo largas conversaciones con la autoridad religiosa abocaron en una solución: Yebra conservaría la cabeza de la princesa mártir, pero el cuerpo sería trasladado a la catedral jacetana, donde habría de recibir el culto apropiado para que su santidad fuera conocida de mayor número de fieles. Y así se hizo. Y, desde entonces, la reliquia de Santa Orosia siguió repartiendo milagrosos favores desde su capilla del templo catedralicio.
Al poco de salir de Yebra, y cuando la pista todavía está asfaltada, nos encontramos con la primera ermita, la Ermita del Angusto. Tras cruzar el barranco de Santa Orosia, la pista se convierte en senda, que nos introduce en un entorno montañoso compuesto por margas grises azuladas, un material rocoso poco consolidado que lo hace muy vulnerable a la erosión por las aguas de lluvia dando lugar a formas acarcabadas. Tras dejar las margas, el terreno lo componen un material rocoso más consolidado, formado por areniscas, y con una leve pendiente, que poco a poco va haciéndose más dura, alcanzamos las Ermitas de Escoroniellas y Arrodillas, esta última construida sobre una roca arenisca y en donde dicen que Santa Orosia clavó sus rodillas antes de ser decapitada.
Dejando atrás la ermita volvemos a cruzar barranco de Santa Orosia, desde donde ya podemos observar uno de los parajes más espectaculares; las Ermitas de San Cornelio y de la Cueva, ambas encajadas entre grandes paredes de conglomerado, sobre la cual se precipita desde gran altura las aguas del barranco de Santa Orosia formando una cascada conocida como El Chorro, en cuyos pies, en épocas de bajas temperaturas se puede apreciar una gran cantidad de agua congelada.
Siguiendo el sendero, y dejando atrás la rica vegetación, compuesta principalmente por sauces, enebros, robles y abedules, en seguida llegamos a la pared escarpada. Desviándonos del camino, subiendo por unas escaleras, llegamos a la Ermita de la Cueva, donde según la leyenda, se cobijó Orosia y su cortejo para no ser encontrados.
Volviendo al sendero, que ahora transcurre encajado entre los niveles conglomeráticos , y pasando por detrás de la cascada, llegamos a la Ermita de San Cornelio, que debe su nombre al hermano de Santa Orosia, muerto en la persecución. Desde este punto ya podemos observar el valle del Basa y parte del recorrido realizado. Si tenemos suerte, podremos ver surcar el cielo algún buitre leonado o algún ejemplar de águila real, y si tenemos mucha mucha suerte, podremos atisbar algún quebrantahuesos.
Continuando por la repisa de conglomerados llegamos a las Ermitas de San Blas y de Santa Bárbara, que según cuentan los vecinos murió en circunstancias parecidas a las de Santa Orosia.
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